Convento Alekseev-Akatov
Este oasis para la vista y para el alma surge inicialmente como un monasterio masculino. En cambio hoy está habitado por hermanas que viven en las casas adyacentes a él.
La construcción que hoy vemos es la misma que se erigió en 1620, ya que su estructura no ha sufrido modificaciones.
El monasterio cobró especial importancia a finales del siglo XIX, cuando la educación y la enseñanza religiosa crecieron de forma notoria. Desde allí se promovieron actividades de carácter pedagógico y misionero. Entre ellas, se destacan las lecturas guiadas de libros religiosos y las charlas acerca de teología, siempre acompañadas por la encantadora belleza de sus muros interiores y de sus ambientes decorados con pinturas que elevan el espíritu.
El campanario del monasterio tiene más de 1.600 años de antigüedad, lo que le hizo merecer el puesto del edificio más antiguo de la ciudad.
Dentro de los trágicos eventos por los que pasó la iglesia ortodoxa rusa en manos de los renovadores, el monasterio conserva aún la tristeza de la pérdida de Archimandrite Tikhon, quien fuera el último abad del monasterio. Después de ser acusado y arrestado bajo el falso cargo de actividades contrarrevolucionarias, fue asesinado de un disparo el 2 de agosto, día del profeta Elías. Tiempo después, se accedió a su declaración y allí se comprobó que no había dicho nada de aquello de lo que había sido acusado y que su fe era inquebrantable.
Si deseas alegrar tu espíritu después de esta visita, puedes ir a ver el Monumento al gatito desde la calle Lizyukov y deleitarte con este simpático personaje que conversa con su amigo el pájaro en lo alto de una rama.