Fortaleza de Targu Mures
Los turistas la eligen por su historia, la cual data de finales del siglo XV para defender a la ciudad de las invasiones que no le daban paz, así como también para encontrar su propia paz en sus días por los Balcanes.
La fortaleza está rodeada de un tranquilo e inmensamente silencioso parque en el cual despejar tu mente después de algunos días con ciertos toques de bullicio.
Otra de las cosas que resaltan es que no tienen que pagar entrada para acceder, pero también es importante destacar que no cuenta con excursiones en español.
Recientemente fue restaurada y puede apreciarse en todo su esplendor. Conserva las formas tradicionales, pero cuenta con nuevos materiales para seguir siendo un obsequio a la vista.
Es un hermoso lugar para sacarse unas fotos, ya que mezcla la naturaleza con la historia, haciendo que todo resulte mágico.
Después de este descanso apartado, es ideal darte una vuelta por las múltiples terrazas de las que los alrededores se han dotado últimamente. El parque ofrece restaurantes, cafés y museo. La gastronomía rumana cuenta con platos que difícilmente puedan reproducirse en otras regiones, tales como los son la sopa de callos (“chorbas”), las sarmales hechas con hojas de parra o de col, o las dulces placintas, unas masitas de hojaldre tan variadas como exquisitas.
Si aún no dan las cuatro de la tarde para cuando terminas de degustar todo esto, puedes dirigirte al Palacio de la Cultura, el edificio más importante de Targu Mures.