Puente Romano
Después de haber sido construido para unir a Lucus Augusti con Bracara Augusta, actualmente Braga, el Puente Romano se vio moldeado por diversas reconstrucciones que fueron conservándolo en buen estado a lo largo de los siglos, así como también modificando su morfología original. Lo más remarcable de estos cambios es su ancho. Habiendo sido creado para abarcar 7 metros a lo ancho, en la actualidad apenas alcanza los 3,5 metros. Puedes tomar una excursión desde el centro de la ciudad y visitar al puente que cruza el río Miño en la noche, cuando la iluminación le da a su estructura un tono sepia que se refleja en el espejo del agua que lo admira desde abajo. Le da forma al puente de 104 metros de longitud la piedra y la pizarra junto a las pasarelas de metal. Al contar con un firme asfaltado, se le permitía el paso a los vehículos de forma constante. Solo aquellos cuyo peso no les autorizaba a circular por esta clase de puentes, no podían cruzarlo.
Solía ser muy utilizado por encontrarse cerca del Policlínico Lucense y del Club Fluvial. Actualmente, luego de que se construyera el nuevo puente sobre el río Miño, se pasó al tráfico a una ruta que fuera creada para recibirlo. El puente es ahora exclusivamente de uso peatonal. El Puente Romano forma parte tanto del Camino Primitivo, por el cual se hace el Camino de Santiago, así como también de la ruta del senderismo denominada Las ribeiras altas Miño arriba, popularmente conocida como “Paseo del Puente Viejo.” Nuestra recomendación para acercarte a la parte más natural de Lugo, es que visites la Playa de Coba.