Dic 04, 2020
Desde que abrió sus puertas en 2008, el Museo de Arte Contemporáneo (MUAC), encanta por su delicada sofisticación y por el contraste que crea entre su modernidad y minimalismo, frente a los otros edificios, sin duda, más antiguos, que conforman la Ciudad Universitaria de la UNAM.
Y, es que, todos aquellos que visitamos el MUAC no podemos dejar de fascinarnos por su arquitectura vital y dinámica que nos transporta a otro estado, donde hay un dialogo entre el interior y el exterior del edificio, entre el cristal de su fachada y el espejo de agua que refleja la luz del sol.
Este espacio, que en un inicio brindaba el servicio de estacionamiento, cambió su naturaleza para acercar el arte contemporáneo a la comunidad universitaria y a los mexicanos, en general; fue así, como tras entrar en concurso, se le otorgó el proyecto al arquitecto Teodoro González de León para que le diera vida a este museo, que es, hoy por hoy, uno de los tesoros arquitectónicos que decoran y ensalzan la Ciudad Universitaria.
Forma arquitectónica del MUAC
Al ver el edificio desde arriba, podemos notar que la estructura del MUAC es circular, evocando de manera sutil, el Espacio Escultórico, ubicado a pocos metros del museo, sin embargo, este círculo es sobrepuesto por bloques cuadrados de diferentes tamaños que juegan con la geometría y, que, conforman los espacios designados para las salas, patios y terrazas que constituyen el recinto y de esta forma, cada lugar tiene su independencia y funcionalidad definida.
Contrastando con la fachada de cristal, sus demás fachadas son completamente ciegas, no hay ventanas, ni transparencias que permitan la interacción con el exterior. Y, una vez adentro, nos encontramos con un pasillo monumental, suavemente iluminado con la luz del sol y cuya estructura crea un juego de sombras que hacen eco del carácter geométrico de la arquitectura del MUAC. Del lado izquierdo del pasillo encontraremos las salas de exposición y del lado opuesto, los servicios públicos. En la planta baja se encuentra la biblioteca, el auditorio, algunas oficinas y un restaurante.
El MUAC tiene anexa una plaza donde se desarrollan actividades culturales y artísticas y que se articula de manera orgánica con edificios vecinos, así pues, la Sala Nezahualcóyotl que tiene un carácter cultural en su programa, se lleva de la mano con el museo y hacen de la Ciudad Universitaria un destino icónico. La arquitectura de la Sala Nezahualcóyotl es también imponente y formidable; este lugar es considerado, además, una de las salas más importantes de México y Latinoamérica, ¡conócela!
El museo cuenta con nueve salas, cada una en un cubo de concreto, iluminado de forma cenital con pequeños puntos de luz difusa, dandole a cada espacio neutralidad y sobriedad. Para brindar contrapeso a la rudeza de los muros, el edificio logra integrar elementos del paisaje como piedras volcánicas y algo de vegetación endémica, tanto en el interior, como en las terrazas y zonas periféricas, para brindarnos un espacio amable y dinámico. Además, la constante renovación de las exposiciones, hace que el MUAC sea un punto de interés vigente dentro de la arquitectura en la CDMX y que valga la pena visitarlo más de una vez.
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