Museo de la Segunda Guerra Mundial.
Estamos hablando de unos 5.000 M2 dispuestos a recordar en sus tours los horrores de una cruenta guerra que dejó miles de muertos, miles de lisiados y un caos mental en la población que no se pudo recuperar en su momento.
Las entradas en el bunker que se encuentra a casi quince metros de profundidad y sus exponentes, aseguran que esta es una lección de historia que es prohibido olvidar. Muchos se fascinan con lo dantesco de sus pruebas fehacientes, otros salen con mareos y hastiados de tanto horror, pero lo que sí es cierto es que todos coinciden en que es una visita llena de historia y aprendizajes de los errores del pasado.
El museo se divide en cuatro etapas que son: “El Camino Hacia la guerra” el cual enmarca las etapas del nacismo, el fascismo, el comunismo y el imperialismo, que destruyó el tratado de Versalles. Luego la segunda etapa que comprende el terror de la guerra”, los crímenes de guerra, el asesinato de oficiales disidentes, la repartición de Polonia y todo el horror vivido por la gente inocente llevada al holocausto.
La tercera estación o cámara, nos enzeña la larga sombra de la guerra, nos muestra la caída del tercer Reich, la liberación de Europa y la consolidación de la Union Soviética y la caída de la bomba atómica sobre Japón. Finalmente se pasa al viaje en el tiempo, allí se permite la entrada a niños menores de doce años, es la etapa de la post guerra, conciliadora y esperanzadora de la humanidad.
Pero una vez hayas salido de este interesante y sobrecogedor museo, no dejes de visitar y hacer un tour en grupo también hasta la Calle Dluga y así maravillarse con la hermosura de sus edificaciones.