La Iglesia de San José.
Se trata de uno de los sitios de mayor interés para el turismo en la ciudad y una muestra de su llamativa arquitectura, junto a otros lugares tan emblemáticos como los Jardines Colgantes. La Iglesia de San José es una de las obras maestras del arquitecto belga Auguste Perret, quien fue uno de los artífices de la reconstrucción de la ciudad después de la Segunda Guerra.
La edificación se realizó entre 1951y 1959, utilizando hormigón al desnudo, y con sus 107 metros de altura es visible desde cualquier punto de la ciudad. En la obra también participó la artista del vitral Marguerite Huré, quien concibió una repartición de la luz natural a través de 12.700 cristales de colores que animan la fachada y el campanario, brindando una vista sorprendente en los días soleados.
A pesar de la austeridad de su diseño, producto de los materiales con que fue pensada la obra, la Iglesia de San José ofrece una experiencia estética única, tanto en su visión exterior, emulando a los grandes rascacielos de las urbes modernas, como en su interior, donde los vitrales de su torre central ofrecen un espectáculo caleidoscópico. ¿Hace falta agregar algo más para que te animes a hacer tu excursión en este lugar mágico?