La Catedral de Colonia.
De forma milagrosa, la catedral de Colonia logró esquivar los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y es por ello que hoy podemos adentrarnos en su gótica belleza. Al ver su inmensidad y los múltiples detalles que la conforman, no nos extraña que se haya tardado más de seiscientos años en construirla.
En sus cimientos hay vestigios de la civilización romana y carolingia. Un dato lleno de magia que te ayudará a librarte del famoso dicho que asegura: “los Reyes Magos no existen,” es que dentro de la catedral hay un relicario que alberga las cenizas de estos tres legendarios personajes que fascinan a grandes y chicos. Lo que no es magia es cómo llegaron estos restos hasta allí: fue nada menos Federico Barbarroja, emperador del Imperio Romano Germánico, quien los tomó en su conquista de Milán y los trajo como un obsequio a la catedral.
Lamentablemente, cuando llegó el momento de finalmente inaugurar la catedral en octubre de 1880, una coyuntura de tensión entre la iglesia católica y el Estado de Prusia, habían llevado a su arzobispo, Paulus Melchers, al exilio. Por esta razón, el cabildo de la catedral rechazó la idea de celebrar una misa para la ocasión.
La catedral de Colonia es la atracción central del Casco histórico, un área que tiene tanta magia como los mismos Reyes Magos.