Museo del Teatro Romano
Cuando se tomó la decisión de restaurar el Teatro Romano de Cartagena, se realizó algo muy curioso: se integraron los restos en el entramado urbano y se procedió a una adecuada conservación dirigida a fines culturales y didácticos. Dado que la reconstrucción del teatro tenía como objetivo poder plasmar lo que en su momento fue su majestuosidad, fue necesario aportar construcción nueva a la ya existente, debido a que muchas de sus partes habían resultado perdidas para siempre. Mientras se realizaban las múltiples excavaciones, se rescataron piezas de invaluable riqueza, las cuales pasaron a ser parte de lo que hoy es el museo del teatro. Finalmente, el museo fue abierto al público en el año 2008 y cuenta con dos salas, dos corredores y una gran sala al final del recorrido. En todas ellas hay propuestas de exhibición, siendo la sala II la encargada de instruir a quienes se acercan al museo acerca de la importancia y la función que cumplía el teatro en la Antigua Roma.
Cabe destacar que este museo no solo sirve como un escaparate de piezas históricas, sino que la propia arquitectura que le ha dado vida, orquestada por las manos de Rafael Moneo, hace de una simple excursión en sus instalaciones una experiencia de por sí artística y memorable. Un detalle de suma importancia que agrega a la majestuosidad del teatro, es que se encuentra en una de las colinas de mayor altura en la ciudad, lo que provocaría una gran admiración en quienes llegaban a la ciudad montados en sus embarcaciones.
Si tienes ganas del sol mediterráneo y de un chapuzón en sus mares, dirígete a la Playa de Calblanque y disfruta de un día cálido con el sabor del estío en la ciudad de Cartagena.